Hace tiempo olvidé el ejercicio de recordarte, una promesa
que me hice muchas lunas atrás, mas hoy de nuevo soñé un verso, un suspiro, un
roce de piel, una sonrisa y tus lágrimas, el latido de tu corazón nuevamente
estuvo cerca del mío, no intentaré entender esto, es un sueño que jamás pedí soñar,
pero al final, quise que nunca hubiese terminado, así que decidí impregnar con
tinta la historia y hacer este momento, un sueño inmortal…
Una tarde cualquiera, caminando el sendero que me lleva al
atardecer, acordes nacionales acarician mis oídos, invaden mis sendero, “alma verde,
verde corazón y tú que no tienes fronteras decidiste mejor, quedarte aquí, entre la gente viviendo en esta ciudad, aquí, para recordarle al hombre, que se puede volar” vaya manera de empezar, Alux
Nahual encabezando el soundtrack de este sueño, pinta muy bien esto, cámara en mano sigo caminando,
la sonrisa de siempre y mi mente viajando por miles de lugares en los que ya
estuve y cientos de lugares que aún no he conocido, los paisajes siguen
hablando del maravilloso regalo que la vida me da cada día al abrir los ojos,
suspiré, el suspiro me llevo a ese último segundo en el que escuche tu voz, las
sonrisas irónicamente brotan en mi rostro, paso a paso me preguntaba si era
normal esta estructura creada por mi subconsciente, aunque realmente era lo que
menos me importaba, decidí que al menos este momento sería completamente mío,
el cielo me hizo una pregunta y la respuesta fue que jamás negaré que existe
una persona con el poder de sostener mi universo entre sus brazos, ese alguien
a quien por muchas noches hablé, creyendo que me escuchaba.
Y soñando, soñé que soñaba, en ese mismo camino, sigo
charlando con una silueta bañada en sombras, que para el final del sueño
conocía muy bien y que para fines de referencia llamaré Desconocido, él y yo
caminamos por horas, kilómetro tras kilómetro, paso a paso íbamos arreglando el
mundo, me parecía increíble como alguien podía conocer tanto de mí, su voz lo
delataba, en ese momento no podía reconocer su cara, tampoco hacía falta, su
voz era suficiente para saber quién es, conversamos de muchas cosas, por
momentos de fútbol, de libros, de la vida, del tiempo y como sorpresa, por muchísimos
minutos acerca de la luz, de aperturas de diafragmas, de balance de blancos y
la magia que un atardecer puede hacer en el sensor de una cámara, definitivamente
era la compañía perfecta en este caminar, al doblar una esquina del Main Street
de Saint Helena, encontré un edificio muy peculiar, el dato curioso era que el
portón de tu casa estaba allí; por algún
motivo El Desconocido debía transitar justo frente a tu puerta, empiezo a
sospechar que lo hacía a propósito, me invitó a acompañarlo, para ser honesto
mi primer pensamiento fue un rotundo no, pero él llevaba acompañándome mucho
tiempo, entonces tomando un poco de aire, para responder y con más curiosidad
que valor, lo acompañé, pero a 85 metros de tu puerta, te vi caminar al lado de
alguien, él tomaba tu mano, y sonriente miraba para todos lados, seguro estaba
orgulloso de llevarte de la mano, un brillo extraño invadía la escena, tu
cristalizada mirada me gritaba otra verdad, la cual pude
percibir inmediatamente, algo que solo tú y yo (literalmente en mis sueños) sabíamos,
con una sonrisa y gritando alegremente me preguntaste qué me traía por estos
rumbos, acto seguido soltaste su mano y caminaste hacia mí, mi respuesta inmediata,
en lugar de contestar que estoy bien, fue abrir los brazos para poder tenerte
cerca al menos por un par de segundos, sin imaginarme que es allí donde decidirías
pasar los siguientes 378 segundos de nuestra existencia, el perfume de tu
presencia sigue siendo el mismo que me hacía temblar, los nervios no se
hicieron esperar, solo podía disfrutar cada una de las bocanadas de aire
impregnadas con el perfume de tu piel, tomar tu rostro entre mis manos
temblorosas para poder decirte que yo sabía con certeza, que detrás de esa
sonrisa perfecta, algo no andaba del todo bien, me miraste directamente a los
ojos mientras sonreías, te alegraba saber que aun puedo leer tu mirada,
sonreíste porque sabias que yo notaria eso, te recostaste en mi pecho y
lloraste contándome que pedías al cielo aparecer dentro de mis sueños, para
volver a escuchar el latido de mi corazón, sentir mis manos en tu rostro, el
apoyo que siempre te di y ver la mirada inundada de paz que provocas en mí, tus
lagrimas vinieron acompañadas de frases tan nuestras, gestos y miradas que
siempre significarán algo más, tomaste mi dedo meñique con tus manos, dijiste
que yo jamás imaginaria lo mucho que necesitabas este abrazo rico, solo tú y yo
sabremos lo que significa, tus manos subieron a mis hombros, de puntillas
besaste mis ojos y tu lengua jugo con mis pestañas, un beso en la nariz y tu
pulgar derecho deslizándose por mis labios antes de plantarme un beso, no paraste
de llorar agradeciendo este momento, diciéndome que tu vida jamas fue igual sin
mí… habían pasado 373 segundos, rápidamente intentaste limpiar mis lágrimas,
dijiste que esperabas pronto poder verme de nuevo, me besaste dos veces más y
justo después de que articulaste la frase “verte de nuevo”, dijiste que eras consciente que esta era la
respuesta a tu petición de estar dentro de mi sueño, te acercaste a mis labios por
última vez, diciéndome TEMO… y con un estruendo la luz de súbito, golpeo mis
ojos, y en un instante… no estabas más…
Aromas, sensaciones, texturas, sabores, fragancias,
temperaturas, casi logran convencerme de que esto fue real, pasé las siguientes
16 horas tratando de convencerme de que esto no fue más que un sueño, 00:00 me
lo confirmó, bendito subconsciente, me has jugado una de las mayores y más
bella de las bromas, 00:00 Siempre habrá una manera de recordar, esta fue la
mía la noche de antenoche.
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